jueves, 4 de noviembre de 2010

El destierro y el auto destierro, dos armas efectivas del régimen cubano.

Por: Lic. Ernesto Antonio Vera Rodríguez.
democraciaproactiva@yahoo.com

 
Santiago de Cuba - Muchos líderes de la oposición interna y externa afirman que la dictadura cojea, que ya está en sus finales como nunca antes. Otros aúnan sus esfuerzos y llaman a la tan necesaria unidad estratégica, para llevar adelante un proyecto nacional que involucre al pueblo y la oposición.

Sin embargo, el contraste entre permanecer en la lucha dentro del país, con sus riesgos represivos, incluido el encarcelamiento y a penas sin recursos, no juega con las ventajas de acogerse a un programa de refugiado, que al final es un destierro, una veces forzado y otras voluntariamente. 

Un ejemplo de este método está siendo aplicado a Reyna Luisa Tamayo, quien ha decidido abandonar el país con toda su familia, siempre y cuando el Gobierno cubano le entregue los restos de su hijo Orlando Zapata. Algo que para el régimen es muy fácil de realizar, con exhumar sus restos, cremarlos y entregarle la ceniza todo quedaría resuelto. La Iglesia católica se  mostrado dispuesta a prestar el servicio y correr con los gastos correspondientes. 

El pasado 26 de octubre, en una entrevista concedida a la periodista Nancy Crespo, Reyna Luisa, la madre de Orlado Zapata expresó: “La familia se ha reunido… Mis hijos sí quiero que salgan delante, es la decisión que hemos tomado… Yo saldré cuando tenga los restos de mi hijo Orlando. Si mañana me dan los restos de mi hijo, yo salgo mañana mismo”.

¿Ahora bien, qué implicaciones tendría la partida de Reyna Luisa con los restos de de su hijo Orlando Zapata? ¿Ayudaría en algo a la causa por la libertad de Cuba? O terminaría con el foco de resistencia cívica que cada domingo se viene desarrollando en el poblado de Banes.

Uno de los factores que han impedido el accionar de una oposición más activa y beligerante contra la dictadura castrista es el programa de Refugiados Políticos de los EE.UU. La salida del país por esa y otras vías similares,  de innumerables luchadores, durante más de cinco décadas ha diezmado una y otra vez las filas de la oposición. Y lo peor de todo, que se ha convertido en una condición moral,  aceptado como un destino común y que el escapismo es la única decisión inteligente de todo cubano radicado en la isla.

La salida de opositores del país se ha contemplado bajo múltiples justificaciones: presiones del Gobierno cubano, enfermedades, búsqueda de mejores opciones para reiniciar la lucha, peligro inminente de encarcelamiento o muerte. Pero preguntémonos ¿Cuántos de los que marcharon, luego han regresado para apoyar o ayudar a los que dejaron, muchas veces ocupando su lugar? Muchos si han  regresado, pero se muestran más apolíticos que un religioso. Uno de los grandes problemas ideológicos de nuestro exilio es que nunca ha tenido en perspectiva regresar como lo hicieran José Martí y Antonio Maceo, y aunque los tiempos sean diferentes, nunca ha defendido con vehemencia el derecho de regresar a su país, ni de forma masiva lo han tratado de imponer, apoyándose en los organismos internacionales. 

Muchos se justifican diciendo que la dictadura no los ha dejado retornar, pero tampoco España permitía que los cubanos desterrados volviesen a su Patria. Sin embargo, estos recaudaban los fondos necesarios y volvían a la lucha. ¿Cuántos de los que han emigrado, sea por la razón que fuere, apoyan de forma demostrable a los opositores que permanecen en la isla? En estos momentos el Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva está realizando un levantamiento o diagnóstico de todos estos factores que inciden en el estancamiento de la democratización de Cuba, incluyendo la cuestión de los fondos.

El Gobierno cubano sabe que la memoria de Orlando Zapata Tamayo es una piedra   en el zapato del régimen, que no lo mata, pero que lo mortifica y sería muy saludable  darle una Visa “generosa” a toda su familia para que abandone el territorio nacional,  entregándole los restos del hijo muerto en una huelga de hambre para que repose en los EE.UU.

La familia Zapata  Tamayo ha demostrado ser una familia valiente, que semana tras semana persiste en mantener la lucha es un desafío abierto. La familia de Zapata es un ejemplo que debía ser seguido por miles de opositores a lo largo y ancho de la isla. Así lo pidió Reyna Luisa Tamayo durante los funerales de Orlando Zapata, incluso se hizo un pedido por algunas organizaciones políticas como el Partido Cubano de Renovación Ortodoxa para perpetuar su memoria de varias formas, pero el entusiasmo en ese sentido ha sido muy pobre.

Es decir, que  los restos de Zapata irían  a parar irónicamente en  el mismo país que el oficialismo acusó de incentivar la muerte del héroe, dando mayor credibilidad a las calumnias vertidas. 
 
Nadie pone en duda la enorme presión que Reyna Luisa tiene sobre sí, las palizas propinadas por la Policía Política y la discriminación que la rodea a ella y a sus familiares. Sin embargo, en cuanto a represión muchos opositores pasan por igual situación en este mismo momento en todo el país y que no cuentan con el mismo apoyo o cobertura de las cuales disfruta la familia Zapata – Tamayo.

En Cuba hay muchos opositores olvidados, pero fieles hijos de su destino, no salen todos los días en la prensa, la radio, ni reciben una llamada telefónica.  Sin embargo, sufren la represión, los atentados terroristas contra ellos y sus propiedades, muchos han cumplido largos años de prisión y todavía tienen que seguir arrastrando la cadena de una Patria esclava.

El exilio es una opción para aquellos que luchan contra regímenes despóticos. Hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos protege el derecho que tienen todos los seres humanos de buscar protección y asilo, cuando su país de origen le ha negado la seguridad y estabilidad, pero también es un derecho humano y una obligación moral luchar o apoyar fundamentalmente a los que han decidido quedarse para seguir luchando por la libertad de su pueblo.

Con la salida de los familiares de Zapata y decenas de presos políticos, que han aceptado voluntariamente su salida del país, se abre un nuevo capítulo en la causa cubana. Es un alivio para el sufrimiento de esas familias, pero realmente en nada favorece a la lucha del nuestro pueblo. Los que han decidido quedarse son los responsables de romper ese mito que desde el exterior serán más útiles y con su posición, demostrar que el abandonar el país es una de las circunstancias  que nos ha hecho tanto daño.

El Lic. Ernesto Antonio Vega Rodriguez
Es Abogado Independiente
Director General del Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva- EEDPA “José Ignacio García Hamilton”.

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