Convivencia - Economía
23 de mayo de 2010
El romanticismo de ser partidarios del sistema social “más nuevo y distinto” ha hecho que algunas personas, aún reconociendo lo insoportable de la situación económica en Cuba, lo injusto de las leyes, las diferencias sociales y el irrespeto a los derechos más elementales de la persona, crean que deben seguir apoyando el sistema. También los hay que lo hacen por oportunismo o por ignorancia. Pero este artículo es para reflexionar junto con los que todavía creen que defendiendo o apoyando al gobierno cubano son fieles al socialismo. Creo que ya no nos queda de socialismo ni el discurso.
Por Karina Gálvez Chiu
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Leyendo y releyendo el informe sobre la economía en el 2009 y los lineamientos del plan para el 2010, resulta preocupante qué nos queda de socialismo en la estrategia económica de este año en Cuba.
Digo preocupante, no porque a mí me moleste que esto suceda o me asombre esa información. Como cubana de una generación que ha nacido y vivido en este país después del 59, sé que el proceso económico y social cubano no ha sido ni tan social ni tan marxista como ha pretendido mostrar. Lo asombroso y preocupante es que siga llamándose socialista, un sistema económico que anuncie que priorizará el capital ante el trabajo y la persona humana, de forma tan evidente y tan poco socializadora. Hasta el momento he vivido una realidad económica y social en Cuba que nada tiene que ver con el discurso oficial. Los discursos engañosos podían hacer creer que la realidad era producto de acciones y actitudes individuales, y no de una política establecida. Algunos todavía basan su fe en el discurso romántico de la igualdad (devenida igualitarismo) y justicia social (devenida en abuso de poder). Y resulta que ahora el discurso se va adecuando a la realidad. ¡Qué bueno! Pero, entonces, ¿qué es lo que queda de socialismo, si ni siquiera el discurso?
Según lo que aprendí, el proyecto social cubano, llamado Socialismo Marxista Leninista, tenía como principios económicos inalterables, entre otros, los siguientes:
- Que su ley económica fundamental es la satisfacción de las necesidades siempre crecientes de la población. De hecho, durante mucho tiempo casi no se tenían en cuenta los costos de producción, el costo por peso podía ser de cuatro o cinco. El problema era producir lo que hacía falta a la población. Esto se reconoció como error desde el punto de vista económico, pero, aún cuando se comenzó a tener en cuenta los costos, siempre se mantuvo como principio teórico, las necesidades de la población como prioritarias.
- Siempre se priorizaría lo social, al contrario de los países capitalistas, en los que lo más importante era la producción de bienes de consumo y la llamada carrera armamentista. Se crearía la Base Material y Técnica del socialismo pero sin perder la perspectiva de que lo social era lo más importante en un sistema social de corte eminentemente popular. Se incurriría en más gastos en educación que en ejercicios militares (convertir los cuarteles en escuelas). Había que crear al hombre nuevo.
Por lo menos esto era por lo que se suponía que valía la pena sacrificar la libertad de iniciativa privada, la pluralidad en la educación, la existencia de muchos partidos políticos y hasta las Navidades.
Los lineamientos económicos para el 2010
Si analizamos los lineamientos que sirvieron de base al Plan económico 2010 resulta que:
- Lo más importante no son las necesidades de la población, sino las divisas.
O ¿qué significa si no, unos lineamientos que expresan:
“Dar prioridad a las producciones que generen ingresos por exportaciones”. “Limitar las nuevas inversiones en lo fundamental a aquellas que generen ingresos en divisas en el corto plazo y sustituyan importaciones”?
Las exportaciones no son las necesidades de la población. Claro que si supiéramos, por los lineamientos, no por instinto, cuál será el destino de las divisas que generan… Hace unos años, cuando uno preguntaba a la gente para qué se utilizaban las divisas generadas por la economía muchos podían contestar y muy diversas eran las respuestas, aún cuando la mayoría no se lo creía, contestaban: Para comprar leche en polvo, para comprar medicinas, para comprar petróleo, alimentos. Al hacerlo ahora, (sin ningún método científico de muestreo ni investigación), no obtuve más que una respuesta de alguien que necesitó citostáticos para su madre enferma de cáncer. Me los proporcionaron gratis_ dijo. Es que con la información de que redujeron las llamadas dietas de leche para enfermos, que las medicinas se hacen en Cuba, que Venezuela nos vende el petróleo casi a la mitad del precio y que los alimentos cada vez están más escasos pudiéndose producir a las puertas de nuestras casas…Fue difícil encontrar otra respuesta convencida. El Estado no informó nada sobre el destino concreto de las divisas.
- Tampoco la prioridad serán los programas sociales ya que otro lineamiento es:
“Reducir los gastos en la esfera social, pues la economía no soporta sus cuantiosos montos”.
O sea que sacrificaremos programas propios de un sistema socialista: ¿escuelas, asilos de ancianos, niños sin amparo filial, seguridad social? No sabemos concretamente qué va a pasar pero ya sabemos, por trabajadores de esos sectores y personas afectadas, de recortes de presupuesto en el Ministerio de Salud Pública, en el Instituto Cubano de Radio y Televisión, en algunas pensiones dentro del programa de seguridad social y en el estímulo a los trabajadores en varias empresas. Además de los recortes de presupuesto para comedores obreros y otros beneficios.
O sea, que las divisas generadas como resultado de priorizar su generación en el país, no son para aumentar programas sociales, ni siquiera para mantener los ya existentes.
Otros cuestionamientos:
La información contradictoria:
“Crecimiento de las inversiones en un 11,6% en sector energético, industria farmacéutica, la industria del níquel, turismo, obras de infraestructura, tanto de la actividad productiva como social”. ¿Cómo que tanto en lo productivo como en lo social? ¿No dice antes que primero lo que genera divisas y que se reducirán gastos en la esfera social?
¿Para qué sirven planes que nunca se incumplen, sino que se “ajustan”?
El año pasado estaba planificado un crecimiento del 6% y fue de 1,4%. Este año el plan es de 1,9%, parece estar más acorde con la realidad, pero no importará mucho si cuando no pueda cumplirse, se ajusta. Los ajustes para evitar los incumplimientos, cubren la realidad numérica pero no cubren lo lamentable de la situación concreta y mucho menos la cambian.
“Experimentos para aligerar la carga del Estado”
El Estado cubano tiene una carga que no puede soportar. ¿Qué experimentos necesita hacer para soltarla? Existen muchos cubanos dispuestos a cargar con la responsabilidad de su vida y de su libertad personal. Los experimentos no son necesarios en un tema que ya está suficientemente agotado: un Estado solo debe asumir aquellas cuestiones de bien público que la ciudadanía y la sociedad civil organizada no puedan desarrollar. Claro que esto no puede hacerse y al mismo tiempo mantener todo el poder sobre todos y sobre todo.
“Los programas sociales se limitaron a aquellas obras que ya estaban empezadas.”
Si en el 2009 solo se terminó lo que se había empezado y en el 2010, se reducirán los gastos en la esfera social, ¿qué se hará concretamente?
El mundo fue cambiando. También las concepciones marxistas. También Cuba. Es normal que lo que se decía en el año 59 no sea, 50 años después, dicho ni interpretado al pie de la letra. Es comprensible que los términos cambien, que los escenarios cambien, que las referencias cambien. Por lo que no se puede valorar el presente con los mismos criterios del pasado. Lo normal sería que también dejáramos atrás el pasado a la hora de analizar el saldo de estos 51 años y dejáramos de referirnos a “logros” que, suponiendo que lo fueran, resultan insuficientes para un gobierno con tanto tiempo en el poder y con tanto poder. Si cambió la realidad mundial, si cambió la realidad en Cuba, si las prioridades ya no pueden ser las mismas, si el Estado ya no puede con la carga que asumió, ¿qué falta por cambiar, si no las estructuras y las formas de ejercer el poder? Solo eso nos queda de lo que se ha llamado en Cuba, socialismo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968)
Licenciada en Economía. Profesora de Finanzas
Fue responsable del Grupo de economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Vive y trabaja en Pinar del Río
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